jueves, octubre 06, 2005

Nueva Orleáns y la "limpieza étnica"


La ayuda de emergencia y la reconstrucción de la zona de desastre que dejó Katrina está siendo entregada a las mismas empresas que llevan tres años cobrando millones de dólares sin conseguir llevar los servicios esenciales de Irak a los niveles que tenían antes de la guerra. "La reconstrucción", sea en Bagdad o en Nueva Orleáns, se ha convertido en poco menos que una transferencia continua de riqueza de las arcas públicas a las privadas. Y esa ruta se aprovecha para impedir el retorno de los pobres afroamaericanos.

Usa una playera rosa con un slogan poco apropiado para su edad ("Es en el lugarcito oculto de Tiki donde los chicos de la isla son guapos, guapos, guapos") que vino de las donaciones, y me explica por qué está nerviosa. "Creo que nunca van a arreglar Nueva Orleáns." ¿Por qué?, le pregunto, un poco sorprendida de estar discutiendo la política de la reconstrucción con una preadolescente con colitas. "Porque la gente que sabe cómo arreglar las casas caídas se fue".
No tengo corazón para decirle a Nyler que creo que tiene razón; que muchos de los trabajadores afroamericanos de su barrio probablemente no sean nunca bienvenidos en la reconstrucción de la ciudad. Una hora antes había entrevistado al cabildero más importante de las corporaciones en Nueva Orleáns, Mark Drennen. Como presidente y director ejecutivo de Greater New Orleans Inc. (Área Metropolitana de Nueva Orleáns, S.A.), Drennen estaba de un humor expansivo, alimentado por los signos que llegan de Washington de que las corporaciones que representa desde Chevron y el Liberty Bank a Coca Cola están a punto de recibir un paquete de exenciones fiscales, subsidios y leyes laxas tan generosas que harían prácticamente obsoleto el trabajo de un cabildero. Escuchando el entusiasmo de Drennen sobre las oportunidades que abrió la tormenta, me sorprendió su referencia a los afroamericanos de Nueva Orleáns como "la comunidad minoritaria".
Con 67% de la población, son claramente la mayoría, mientras que los blancos como Drennen constituyen apenas 27%. No hay duda de que se trata de un simple lapsus, pero no pude evitar sentir que era también una muestra de la demografía deseable de la ciudad "nueva y mejorada" que imagina esta élite blanca, una que no tendrá mucho espacio para Nyler o sus vecinos que saben cómo arreglar casas. "Honestamente, yo no sé, y no creo que nadie sepa, dónde van a caber", dice Drennen de los desempleados de la ciudad.
Nueva Orleáns ya muestra signos de un cambio demográfico tan dramático que algunos de los evacuados describen el fenómeno como "limpieza étnica". Antes de que el alcalde Ray Nagin llamara a una segunda evacuación, la gente que volvía a las áreas secas era mayoritariamente blanca, mientras que los que no tenían casas a las que volver eran abrumadoramente negros. Esto, aseguró, no es una conspiración sino simple geografía un reflejo del hecho de que los ricos de Nueva Orleáns compran en las alturas.
Eso significa que las áreas más secas son las más blancas (el barrio francés es blanco en 90%; el Garden District, en 89%; Audubon, en 86%; el cercano barrio de Jefferson Parish, donde también se le permitió volver a la gente, en 65%). Algunas áreas secas, como Algiers, sí tenían una gran población afroamericana y con bajos ingresos antes de la tormenta, pero entre los miles de millones para la reconstrucción no hay presupuesto suficiente para llevarla de vuelta desde los lejanos refugios donde terminaron estos residentes. Así que aún cuando la repoblación está permitida, muchos no podrán retornar.


En lo que toca a los cientos de miles de residentes con casas en terrenos bajos que fueron arrasados por la inundación, Drennen anota que muchos de sus barrios eran disfuncionales de principio. Sostiene que la ciudad tiene una oportunidad para pensar "como se piensa en el siglo XXI": en vez de reconstruir ghettos, Nueva Orleáns podría ser repoblada con casas "de ingresos mixtos", donde los ricos y los pobres, los blancos y los negros, vivan pared con pared.
Lo que Drennen no dice es que esta clase de integración urbana podría suceder mañana, y en una escala masiva. Unos 70 mil de los evacuados más pobres y sin hogar en Nueva Orleáns podrán volver a la ciudad junto con los blancos que sí tienen casas si no se construye una sola vivienda más.

por Naomí Klein*


1 comentario:

Vlado Mirosevic dijo...

Cristian:

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